Abandono, ausencia clínica
neuronas reprimidas sin protesta
aguardan los signos de la sangre
los trazos de sentidos sensoriales.

Cuerpos que nada olvidan
todo se queda, todo se guarda
con el tiempo todo explota
remanentes en tibio delirio
arengan los sentidos en pernocta.

Endorfinas

Endorfinas que no llegan
que fallecen en hambre
que se enfrían en la esquina
de trasfondo rojo verde.

Endorfinas que mutan
gotas saladas entre el borde
de carne roja y óptica blanca
dolor rancio por no digerir.

Endorfinas que miran sin pasión
que sucias y mancilladas esperan
solo por un metal a la diestra
por el bocado austero que no llega
por la voluntad de los ausentes
que circulan por calles de amargura.



Foto :Zonezero.com : Kent Klich

Aunque corto
largo es el camino a casa
porque no solo es distancia
son las costumbres
las pérdidas en la lid de la vida.

Heridas y carnes perdidas
Son traumas y dolores
los pagos nocturnos
de nuestras almas rendidas.

Aunque corto
largo es el camino a casa
porque todo marca
porque todo cambia
y aunque el dolor se vá
las heridas no callan.

Aunque corto
largo es el camino a casa
porque no solo es distancia
hay que recuperar costumbres
y establecer la nueva alianza.

Transitoria

En la superficie negra y serpentina
que divisa la línea láctea divisoria
en reflejos que a su ánimo encandila
aminorando su arrojo dia con dia.

El tiempo se muestra inexorable
negro al horizonte y un azul en contraste
mirada cansina que desviste los minutos
recorriendola de esquina a esquina.

Impuestos de la nueva vida transitoria
que ha de otorgar laureles a los implicados
tomando a cuenta las horas en vigilia
y las heridas causadas en batalla.

La espera.

Las carnes de mis falanges
se encuentran hoy vacias
se han deformado
algo han olvidado.

Tan lejos y tan cerca
se encuentran de su molde
molde divino, sumido en dolor
masa sanguinolenta amoratada
otrora tersa, blanca y bella.

Tan lejos y tan cerca
como única opción, la espera
mientras, solo ensayan
su curva, su media esfera.

Son los sueños húmedos
el sitio para ambos convergente
oasis de deseo, sangre y ardor
falanges y la sonrisa de sus carnes
conjunto, testigo incohererente
de su desvelo y acecho de su amor.