Cazador

Carnívoro de andares inciertos
cual bestia sin amo y sin freno
que nunca pensó en pagar sus diezmos
y menos siquiera, regresar un buen gesto.
Cazador que recibió siempre cobijo en regazos efímeros
sin quedarse nunca en la calidez de sus vientres
solamente dejando en ellos el sabor de su aliento
y llevandose de ese templo, la savia de sus entrañas.
Cazador que con saña incó sus dientes y garras
En las carnes níveas de sus desventuradas presas
en danzas nocturnas de evanescas bíblicas lides
sometiendo al placer a sus cazas desfallecidas
que con intención suicida se entregaron a sus promesas.
Carnívoro, que ahora sufres y pagas tu osadía
Buscas lamer y beber la carne y sangre de tu presa salvadora
Para borrar así, tus cruentos y múltiples asesinatos
ahora convertido en vil presa que va al matadero
ofreces tu alma y corazón, como cualquier prenda redentora.

Ahora sufres e imploras, ahora pagas tus diezmos
Ahora entiendes la sumisión de tus presas.